Gerda y Kai son vecinos y mejores amigos desde la infancia. Gerda tiene once años, Kai doce. Eran niños felices que trabajaban y jugaban como debían. Todo eso cambió cuando el espejo de la Reina de las Nieves se rompió. Los fragmentos se esparcieron por todo el mundo, cada uno conteniendo el mal. Si un fragmento entraba en tu ojo, convertía tu corazón en hielo. Un fragmento entró en el ojo de Kai. Después de eso, se volvió frío con sus seres queridos.

Una noche, la Reina de las Nieves llegó en su carruaje y se llevó a Kai a su castillo de hielo en el punto más al norte del mundo. Todos los habitantes de la aldea de Kai y Gerda no sabían a dónde había ido y creían que había muerto ahogado en el lago helado. Gerda no lo cree, pues soñó con ver a Kai entrar en el carruaje. Cuando un hombre borracho admite que también lo vio, Gerda empieza a darse cuenta de que tal vez lo que vio no fue un sueño. Recoge sus cosas y emprende un viaje para salvar a Kai y traerlo de vuelta a casa