Cuando decidió adentrarse en el mundo del patinaje artístico, el objetivo de Tsukasa Akeuraji no era convertirse en un bailarín sobre hielo. Sin embargo, terminó en esa disciplina, ya que «comenzó demasiado tarde» para perseguir su verdadero sueño de ser patinador en solitario.


Durante años, se resignó a ser una sombra de sus antiguas ambiciones, hasta que conoció a una niña en la que se vio reflejado. Inori Yuitsuka, una estudiante de quinto grado que estaba desesperada por patinar y practicaba en secreto, visitó la pista de Tsukasa con su madre para pedir clases. Todos a su alrededor la etiquetaron de inútil, le dijeron que era «demasiado tarde» para empezar y que era imposible alcanzar a las demás patinadoras.


Con una nueva determinación y sin querer que otra patinadora apasionada siga su mismo camino, Tsukasa asume la responsabilidad de entrenarla y promete convertir a Inori en una medallista.