A pesar de estar agobiado por una deuda agobiante con el malhumorado Haruitsuki Abeno, Hanae Ashiya ha llegado a disfrutar de su trabajo como exorcista. Su capacidad para comunicarse con los youkai le ha dado un sentido de responsabilidad respecto a las criaturas mágicas, y sigue trabajando duro para enviarlas a su verdadero hogar en el Inframundo.

Cuando la vida de Ashiya se estabiliza por fin, los youkai amenazan con alterarla de nuevo. El conocimiento de su existencia ha comenzado a extenderse, y no todo el mundo está contento de que un humano trabaje para el Mononokean, el salón de té interdimensional. Pero un día, una simple visita al Inframundo atrae la atención de los que están en el poder, y Ashiya pronto aprende que no todos los youkai están dispuestos a seguir los planes de Abeno.